Hay tres tipos de juegos de mesa que me gustan especialmente a nivel particular (y en algunos casos, traspaso algunas de sus mecánicas a nivel profesional):

1. Los roles ocultos son uno de ellos (el mal por hacer el mal)
2. Los narrativos son otros (probablemente por mi relación con los juegos de rol)
3. Y el tercero de ellos, son los juegos abstractos.

Este último grupo me agrada especialmente para dos jugadores y sobre todo, para comenzar a calentar y posteriormente exprimir nuestras neuronas. Quizá el rey de este tipo de juegos sea el ajedrez (por popularidad). En esta categoría se engloban todos esos juegos donde la estrategia es la parte primordial frente a la narrativa, es decir, no hay una historia que tenga un peso en el desarrollo de la experiencia (puede existir, pero únicamente para ambientar). De igual modo, y de forma general (aunque puedan existir ciertas excepciones), el azar tiene una representación muy baja o nula. Por estos motivos, este tipo de juegos son perfectos para:

1. Planificar: Como ya hemos comentado, la estrategia es la parte primordial en este tipo de entretenimientos. Planificar perfectamente nuestros movimientos es esencial poder obtener la victoria.
2. Analizar: Estudiar los movimientos propios y rivales es otro de los ejes clave para poder disfrutar de este tipo de experiencias. Una observación profunda de la situación, así como una visión a medio plazo, deben desarrollarse para poder ayudar a alcanzar la victoria. Dentro de este apartado, también podremos incluir nuestras habilidades de visión espacial y perceptiva, todas ellas ayudarán a un mejor análisis y por supuesto a…..
3. …Tomar decisiones: Una de las gracias de estos juegos, es la nula presencia del factor azar. De este modo, todas las acciones que se produzcan dentro de él, dependerán únicamente de los participantes. Resoluciones rápidas y efectivas para que el juego no entre en un estado de parálisis son imprescindibles.
4. Gestionar: Algo tangible como recursos o algo más etéreo como la tensión. La gestión de este tipo de elementos y emociones es indispensable para poder controlar la partida y guiarla por donde tenemos pensado hacerlo. En algunos juegos, podemos contar con monedas propias a canjear por recursos (mecánica propia de los Euros, pero en algunos casos también es replicable en los abstractos). De igual modo, en las confrontaciones directas manejar la tensión, la frustación, así como saber ganar y perder, cobran un papel fundamental para disfrutar de la partida.
5. Concentrarse: Estar disperso y con poco foco en la partida, hará que nos alejemos de la victoria de forma rápida. Conseguir la concentración de los usuarios en algo, es uno de los objetivos de cualquier experiencia, y en los abstractos, es uno de los puntos fuertes para poder disfrutarlos de verdad. Quizá el sentir que cada decisión puede definir el futuro de la partida, ayude a mantener esa tensión que a algunos nos gusta tanto.

¿Qué juegos abstractos son los que más disfruto y que mejor creo que potencian estas habilidades?

La colmena (The Hive), es un nuevo ajadrez. Es un juego donde cada pieza tiene un movimiento característico que la hace especial y única. Esto, unido a que el tablero es dinámico (lo forman las diferentes piezas según las vamos colocando y posteriormente, moviendo), y que nuestro objetivo consiste en rodear a la abeja reina enemiga, lo convierten en uno de los juegos abstractos imprescindibles para partidas rápidas en las que obligarnos a emplearnos a fondo. Muy sencillo de explicar pero enormemente complicado de dominar, hará las delicias de los amantes de la estrategia más rigurosa. Observar el orden de las piezas del rival y actuar en consecuencia, conocer en profundidad cómo bloquear los insectos que queramos de nuestro contrincante o planificar el mejor momento al inicio de la partida en el que vamos a sacar a nuestra reina son algunas de las situaciones a las que nos tendremos que enfrentar.

El Patchwork es un juego inspirado en la técnica del mismo nombre. Tejidos realizados a partir de la unión de otros, formando colchas, tapices, alfombras y demás elementos para nuestro uso diario. En este juego, la estética comienza a cobrar un valor importante, la presentación es bonita, cuidada y con una ambientación, que aunque no sirva para mucho en el desarrollo de la partida, nos hace empatizar con la experiencia. Detrás de todo esto, tenemos un juego de mesa que podríamos definir como una mezcla entre un tetris (decidiendo la disposición de las piezas en nuestro tablero, evitando al máximo los huecos vacíos), un poco de gestión de recursos (lo botones que usaremos para comprar las piezas) y algo de movimiento a lo largo de un tablero (unas veces nos interesará comprar piezas que avancen rápido y otras preferiremos quedarnos un poco más rezagados para repetir turno). Una experiencia mucho más profunda de lo que puede resultar a simple vista.

El Kumo Hogosha es de esos juegos abstractos en los que la estética, la calidad y el diseño cobran un papel fundamental. Desde el packaging (que tiene pequeños detalles que lo hacen único), pasando por unas ilustraciones preciosistas, hasta el diseño del tablero que rota, hacen que lo que podría haber sido un juego abstracto simplemente muy bueno, se convierta en una presentación en mesa muy, muy espectacular. He jugado durante algunos años al rugby y quizá por ello, también siento cierta nostalgia cuando juego a este juego (el movimiento del pilar central, entre dos Kumos, me recuerda a las melés). El objetivo fundamental es mover el pilón central y echarlo del tablero por la zona del contrario. A nuestra disposición tendremos 6 cubos, y cada cara de cada uno de ellos viene ilustrada con una acción diferente (desde avanzar rápidamente, hasta empujar o saltar por encima del oponente, pasando por agarrar para echar del tablero y así encarcelarlos). Como añadido, el tablero central de juego puede rotar 360º, siendo nosotros (durante nuestro turno), los que decidiremos si hacerlo o bien utilizar nuestros cubos. De igual modo, es curioso como en algunas ocasiones el número de jugadores recomendados (2 ó 4, que no de 2 a 4), no se corresponde del todo con la realidad. Kumo Hogosha es un juego perfecto para 2 jugadores.

He aquí uno de mis juegos favoritos, Sombras sobre Londres. Es de esos juegos que pueden engañar enormemente (para el que no lo conozca, claro está). Si lo ves desde fuera con ese tablero tan bonito (es precioso) y esa ambientación tan chula, puedes llegar a pensar que es un temático de libro. Pero no, para mí es un juego perfecto a 2 jugadores (el típico caso de juego que pone de 2 a 6, pero que realmente está concebido para 2 jugadores), asimétrico (las capacidades del bando de la policía y de Jack son totalmente diferentes), donde la planificación de movimientos, la gestión de la tensión durante la partida y la intepretación del rival cobran un papel fundamental. Hay algo de recursos para Jack (carruajes y callejones, para potenciar su movimiento oculto), y el bando de los polocías tiene la capacidad de investigar para ir averiguando el rastro de migas de pan que deja el asesino cuando escapa. Tarde de Otoño/Invierno, taza de té y un par de horas son la mejor disposición para disfrutar como enan@s de una tarde de asesinatos y desdichadas.

Pero claro, esto es sólamente una opinión totalmente personal (al fin y al cabo, son mis favoritos), y sería injusto olvidarnos de otros muchos abstractos más clásicos que también harán las delicias de los más estrategas, por poner algunos ejemplos tenemos el clásico juego oriental Go, el Abalone o el Othello.

Porque igual que antes de hacer ejercicio, hay que estirar para calentar nuestros músculos, un buen método para preparar a nuestras neuronas para un trabajo intenso, es ponerlas a trabajar con un buen abstracto.