28 de Mayo: Reivindicando la diversión

El pasado 17 de Mayo, leí un artículo publicado en el blog de @immamarin, una de las fundadoras de @marinvizate, experta en juegos, infancia, educación, comunicación y referente en la aplicación de procesos de juego como motor de innovación y desarrollo. Si no la conocéis, no puedo hacer otra cosa que recomendar que le echéis una ojeada a su contenido y a su trabajo través de Marinva (vale realmente la pena).

En este post, Imma habla sobre el próximo sábado 28 de Mayo, Día Internacional del Juego, y reflexiona sobre la importancia del ocio y disfrute en nuestra sociedad, además de enfatizar sobre la importancia de los procesos de juego en el desarrollo de las capacidades cuando se está en la niñez. No creo que deba profundizar mucho más, porque está muy bien explicado en su blog.

Por tanto, esta semana, y aproximándose tan señalada fecha, toca reivindicar la diversión como proceso de crecimiento y desarrollo para todas las personas.

Jugar, es un derecho fundamental para todos los niños del mundo, el Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas así lo indica y así tendría que ser.

Pero la diversión que proporciona el juego va mucho más allá de una edad concreta o del mero placer de jugar por jugar. Las personas con las que jugamos, los entornos donde lo hacemos o las reglas en las que nos enmarcamos, son casi más importantes que el juego en sí mismo. Los juegos, en muchos casos, fueron creados para compartir, para relacionarse, para comunicarse, para sentir, para pensar, para debatir, para analizar…. en definitiva, para adquirir competencias y crecer.

Aún hay personas en el mundo que piensan que jugar es un placer exclusivo vinculado a los niños, y que la diversión hay que dejarla apartada de otras facetas o sectores de la vida “más serios”, ya que no aporta absolutamente nada más allá del puro hecho de divertirse sin mayores pretensiones. Se equivocan enormemente, porque la diversión (en su esencia misma) es una de las soluciones fundamentales a uno de los mayores retos a los que nos vamos a enfrentar en los próximos años.

Lo he escuchado y lo digo muchas veces, la motivación (más bien la falta de ella) es uno de los
de los “Final Bosses” más importantes y difíciles con los que tendremos que luchar en épocas venideras, y sobre todo, tendremos que plantarle cara da una manera muy efectiva para poder dar el salto a un nuevo nivel de desarrollo.

El ser humano, aún siendo un ser de costumbres y que necesita rutinas, también exige novedades y sorpresas. Lo peor para la evolución de una persona (y de una sociedad) es la rutina creada por falta de estímulos que deriva en apatía. Y el crecimiento (personal, profesional….) y la motivación son dos conceptos que van íntimamente unidos, sin motivación hacia algo, no hay movimiento ni dirección hacia ese objetivo, así de sencillo, y a partir de aquí sólo puede surgir una cosa: el inmovilismo.

Hay una parte que me gusta especialmente en el articulo de Imma (cito textualmente):

Últimamente cuando propongo a las personas que me escuchan que recuerden alguna escena de juego de su infancia y les pido que compartan el sentimiento que les viene al cuerpo, la palabra NOSTALGIA no falla nunca. Me la dicen y la expresan con su rostro y su cuerpo. ¿Qué nos impide disfrutar del placer de jugar?

La última frase es la clave. ¿Por qué sentimos nostalgia cuando recordamos juegos y diversión en nuestra niñez?. La mente humana es una máquina de construcción de historias, y organiza nuestra memoria en base a los estados anímicos que nos han provocado diversas situaciones.

Esto no es nuevo, y ya he hablado de ello otras veces. Las emociones pegan los momentos a nuestra memoria, y nuestra mente estructura estas situaciones en base a una historia que generamos y reconstruimos (como las películas remasterizadas).

La nostalgia que sentimos cuando hablamos de los juegos en nuestra niñez viene dada en muchos casos por lo que tuvimos y lo que ya no tenemos:

  1. Por el anhelo de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
  2. Porque la responsabilidad sobre algo es incompatible con la diversión y el juego.
  3. Porque hacerse mayor y ser una persona de provecho no se consigue jugando.
  4. Porque realmente queremos pero no podemos.
  5. Porque otros no quieren.
  6. Porque nosotros mismos nos lo impedimos.

Por eso, creo que es un buen momento para reivindicar todo lo que el juego nos dio a muchos en nuestra infancia, para recordar que debe llegar a todos los niños del mundo y para resaltar que aunque vayamos creciendo, no hay porqué perder el placer de jugar y de divertirse.

Porque la letra, entra mucho mejor con juego que con sangre, porque podemos ser productivos y divertirnos, porque ir al trabajo no tiene que ser una penitencia y porque hay otras formas de adquirir conocimientos que de una forma pasiva y aburrida.

Y para terminar, hago mías unas palabras del más grande mentor de los últimos tiempos:

“La falta de motivación es el camino hacia el lado oscuro. La desmotivación, lleva a la frustración, la frustración a la apatía y la apatía al lado oscuro. Se percibe mucha falta de motivación y frustración en la sociedad”.

Cambiemos el chip, disfrutemos, seamos productivos, aprendamos, progresemos, avancemos, y por supuesto: JUGUEMOS.

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