Mi temática favorita dentro de los juegos, libros, películas y series es la del misterio e investigación. Jugar a descubrir lo que ocultan las sombras. Desde detectives privados caídos en desgracia, hasta últimas supervivientes de una familia, pasando por viajeras intergalácticas intentando deshacer un puzle en bucles de 22 minutos.
Y para esto, es imprescindible dominar el factor «sorpresa». Aunque ya he hablado algunas veces sobre esto, creo que es un buen momento para atender a las 4 características básicas de cualquier sorpresa en nuestras narrativas.
Piensa en un tropo que has visto cientos de veces en las películas. Dos o más personajes de una historia comienzan a discutir un plan, pero no se deja entrar al público dentro de la escena: la cámara se corta justo antes de que se revelen los detalles.
Pero… ¿por qué? Para preservar el elemento sorpresa.
Y cuando a la audiencia se le permite escuchar cuál es el plan: las cosas no saldrán según lo planeado. Así de importante es la sorpresa. Incluso cuando tenemos la posibilidad de saber lo que va a suceder, en realidad no es así.
Entonces, ¿cómo hacer para asegurarse de que las sorpresas en nuestras historias estén bien construidas, sean efectivas y no rompan la suspensión de la incredulidad?
Según algunas premisas y reflexiones, la «sorpresa perfecta» tiene cuatro atributos básicos y característicos:
- La «revelación» debe sorprender de verdad. Sé que esto es tremendamente evidente, pero si existe la posibilidad de verlo venir, no es una buena sorpresa. Las personas que participan en los test de nuestras historias son fundamentales para ayudar a evaluar si esta revelación está funcionando.
- No debería ser extremadamente improbable o pura coincidencia. La coincidencia y la suerte no deberían ser los únicos factores en juego cuando se trata de una sorpresa, especialmente si beneficia al heroína o a su búsqueda. Esta no es una regla tan estricta si es una sorpresa que complica las cosas o hace que la resolución del conflicto sea aún más difícil.
- Está configurada de antemano. La narradora debe hacer su trabajo de preparación para «preparar» (valga la redundancia) la sorpresa para más adelante. Aquí es donde podemos lograr la aparente contradicción de los criterios «inevitables pero inesperados» de Aristóteles. Sin este paso crítico, un giro inesperado de los acontecimientos puede transformarse en un doloroso «Deus ex machina». Una sorpresa sin el «Encaje de tuberías» previo no suele funcionar muy bien.
- Tiene sentido completo, después de conocer la verdad. Con el beneficio de la retrospectiva, la sorpresa debería tener perfecto sentido. La reacción de la audiencia debería ser algo así como «¡Ajá!» y no un «¿Eh?». Lograr esto depende en gran medida de la eficacia de la configuración. Explicar a posteriori por qué la sorpresa tiene sentido es fácil y, por lo general, las explicaciones suelen ser válidas. Idealmente, la sorpresa debería tener sentido casi de inmediato y sentirse integrada y coherente para la audiencia sin que nadie tenga que explicar nada. Si se necesita una exposición de los hechos, debe entregarse mucho antes de la revelación final.
Varios de estos puntos básicos, tienen algún tipo de vínculo con uno de los ritmos narrativos propuestos en el siguiente documento (para mí, imprescindible):
El «encaje de tuberías» es un ritmo de ritmo que nos proporciona y facilita información que necesitaremos más adelante, sin indicar a la audiencia su importancia o relevancia.
Los dos peligros de los ritmos de «encaje de tuberías» son la complejidad y la previsibilidad. La narradora debe evitar proporcionar tanta información de apoyo que la historia se vuelva confusa y debe disfrazarla para que la audiencia no detecte la revelación asociada antes de tiempo. El término proviene del lenguaje de la escritura de guiones y compara la exposición con las tuberías de plomo: lo necesitamos para que nuestra casa funcione correctamente, pero no queremos verlo de forma evidente.
Si comparas todas las sorpresas importantes de tu narrativa con esta lista de 4 elementos básicos, deberías estar en el camino correcto para lograr un buen equilibrio entre mantener a tu audiencia adivinando y hacer que «compren» hasta la última cosa que suceda en tu historia.
He escrito este artículo después de observar, con mucha alegría, como la editorial Shadowlands va a traer al castellano «El cantante de Dhol», una aventura que maneja (a mi parecer) el elemento sorpresa de una forma mágica. Y que, en muchas de mis clases y talleres sobre narrativa, recomiendo estudiar a partir de este vídeo, del canal de Víctor Romero .