La importancia de integrar las reglas dentro de la experiencia

Este tweet de Roberto Alhambra (docente gamificador, rolero y mejor persona al que si no conocéis, debéis seguir), me hizo volver a pensar por décimo cuarta vez en uno de los temas recurrentes en el diseño de experiencias basadas en juego:

El reglamento, ese gran desconocido en el que todos tropezamos al intentar enseñar nuestro proyecto al resto de personas. Y lo mejor es aprender de todo lo que los juegos puedes enseñarnos.

Si recordáis el modelo iceberg, el reglamento (y su redacción) es uno de los últimos pasos que debemos seguir para llegar a buen puerto en el desarrollo de nuestro proyecto, y de hecho, es la piedra de toque que nos permitirá comunicar nuestro juego a nuestros usuarios.

Pero…. ¿por qué son tan importantes unas reglas del juego dentro de una experiencia?:

  1. Es uno de los elementos que define la personalidad del proyecto.
  2. Explica la preparación.
  3. Profundiza en los turnos y sus características.
  4. Detalla las acciones que puede hacer cada participante (mecánicas)
  5. Da sentido y coherencia a cada partida.
  6. Ajusta la experiencia para que sea disfrutable por todos los jugadores.
  7. Potencia de una manera exponencial la diversión (un juego sin reglas, NO es divertido).

Sin unas reglas de juego lo suficientemente claras, desarrolladas y comprensibles, no puede existir una experiencia lúdica viable, es así de sencillo. Además, facilitan enormemente los primeros acercamientos de los participantes al juego (cuantas veces hemos dejado de jugar a algo porque no entendíamos como se manejaba o porque su manual era extremadamente complejo).

Pues Roberto, así, con un simple tweet ha resumido perfectamente esto. Y no vale únicamente para los máster de juegos de rol, sino que vale para cualquier persona que intenta explicar unas mecánicas al resto.

Y aunque los videojuegos no me gusten especialmente, es cierto que todos podemos aprender mucho de ellos (especialistas en integrar juego y reglas). Aquello de integrar el tutorial dentro de la propia experiencia de juego (tutorial in-game) es un plus enorme. Por coherencia (todos pregonamos el aprender jugando, aprender experimentando, pero antes de jugar a algo más o menos complejo, soltamos una tocho explicación digna de conseguir aburrir a cualquier persona) y por la relación de crecimiento jugador-juego que se crea.

Y es que no debemos olvidar que la explicación de unas reglas es el puente que tendemos a nuestros usuarios para que su primer acercamiento a nuestra experiencia sea lo más sencilla, satisfactoria y amigable posible. Uno de los mayores problemas a la hora de conectar con nuestras audiencias son los primeros “muros” que se generan en la relación proceso-persona. Anteponer las mecánicas y las dinámicas a la experiencia en sí.

Dar los primeros pasos dentro de la temática, ayuda a meterse en la historia. Y sobre todo, y como muy bien explica Roberto, no soltar todas las posibilidades “de sopetón” da mucho aire para que los jugadores no se sientan desbordados. Algo que tienen muy a favor los juegos, es la administración de la información dentro de sus sistemas en forma de “pequeñas píldoras” (voy a esa zona, pasa esto, hago este movimiento, pasa aquello…).

Empezar en un mundo (narrativa), con MUY poquitas opciones e ir creciendo poco a poco, nos va metiendo con mayor facilidad, pero genera algo aún mucho más importante: nos da la sensación de crecimiento conjunto (nuestro avatar, y nosotros mismos crecemos conjuntamente con el mundo y las posibilidades que nos rodean).

Incluso dentro del mismo tutorial, incorporar retos es una buena idea, y que cada reto requiera de más nivel que el anterior y nos permita desbloquear una nueva habilidad elimina la sensación de explicación densa y pesada que podemos sentir al sentarnos a escuchar un reglamento.

Al final, de lo que se trata es de intentar integrar las reglas en el juego, dejando de existir esos dos “departamentos” tan estancos.

Entonces, ¿cómo trasladar de una forma adecuada el reglamento o reglas del juego? (ahora desde un punto de vista de diseño de ABJ o gamificación aunque extrapolarle a muchos otros ámbitos)

¿Conoces la experiencia?

Evidentemente si eres el creador del juego, pocas (o ninguna) persona conocerá la experiencia como tú. Pero ojo, recuerda que no estás explicándote la experiencia a ti mismo, sino a un grupo de personas que no la conocen: en las obviedades están los mayores errores de comprensión.

¿Has practicado?

Cuántos test has pasado a tu proyecto. ¿Tienes identificados las zonas donde los usuarios se quedan trabados con mayor frecuencia?. ¿Has pulido todas las mecánicas?.

¡Administra la información!

No es lo mismo sacar una pequeña cantidad de componentes o enseñar dos mecánicas muy básicas que “tirar” encima de la mesa todo el proyecto en su totalidad: “¡Ahí lo tenéis!”. Está claro que hay jugadores y jugadores (sobre todo si nos basamos en la experiencia), pero normalmente si no se está acostumbrado a este tipo de experiencias, lo mejor es ir poco a poco. Primero un combate (y ahí podemos enseñar las heridas y la forma de usar las armas), luego una búsqueda (para usar unas habilidades u otras), luego una huida a caballo (y ver evasiones)…. sería un buen ejemplo de juego “in crescendo”.

¡Reformula!

Avanzamos, paramos, recordamos. Y así mecánica tras mecánica y turno tras turno. En el método de aprende haciendo lo mejor es recordar lo que se ha hecho la fase anterior e incorporar nuevas mecánicas, dinámicas e incluso hilos argumentales. Y si lo vas hilando, ¡mejor que mejor?

¡Involúcrate y sobre todo, sé el primero en hacerlo!

Hay una gran expresión que siempre acompaña a todos los grandes aprendizajes…. “POR EJEMPLO….”. La relación directa entre: hago una explicación externa, me posiciono dentro de la experiencia y luego hago una jugada de prueba, es lo mejor que hay para que los oyentes interior icen los conceptos.

Y por favor…. ¡explica el objetivo!

Es importante que todos conozcan el motivo por el que hacen las cosas, el objetivo. Si esto se hace de esta manera es por esto y porque así, sucederá aquello. Además, es importante que esté alineado con nuestros objetivos y sobre todo, que no pierda la coherencia con la narrativa.

Por eso, es importante trabajar de una manera inclusiva, inmersiva y participativa los tutoriales introductorios. Si todos tenemos claro que una buena combinación de práctica y teoría es la clave del éxito para el aprendizaje de patrones, conductas, habilidades y conceptos, ¿por qué no aplicarlo también en un tutorial?.

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Share on LinkedIn

Dejar un comentario