Los juegos no son una cosa seria

Esta semana pasada se me han cruzado dos publicaciones que me han llamado poderosamente la atención y me parecen lo suficientemente destacables como para elaborar un pequeño artículo de opinión.

Esto no es nuevo, es algo sobre lo que muchas veces discuto y reflexiono. Y es más, ya he tratado este tema por aquí en alguna ocasión.

En primer lugar tenemos esta noticia que pude ver gracias a Cuarto de Juegos (como siempre, ojo avizor a todo lo que pasa en el mundo lúdico). Además, se produjo una conversación donde también intervino Vilvoh, otro de los “pesos pesados”. Y el caso es que estas cuestiones me plantean más preguntas que respuestas rotundas.

Os dejo con la noticia en cuestión.

Antes de continuar… echadle un ojo el vídeo.

Resumo: 4 estudiantes de California crean un juego de mesa con el objetivo de cruzar la frontera de manera ilegal, evitando a las autoridades y comprando explosivos.

Más allá de valorar el juego en el aspecto mecánico (porque no procede), sí es importante destacar las reacciones de asombro, enfado y ofensa absoluta de las personas a las que se les preguntó por el tema en cuestión.

Y por otro lado, tenemos este artículo.

Otra crítica reflexiva sobre la Ludificación (aunque creo que en algún momento mezcla términos) donde trata un punto curioso. “Los juegos pueden trivializar problemas serios”.

Y ahora voy a juntarlas un poquito y hacer una serie de preguntas a ver si entre todas y todos podemos sacar algo en claro (a mí me cuesta).

Que los juegos nos enseñan cosas es algo que ya pocas personas ponen en duda. Y no, no hablo de Ludificación ni de otras aplicaciones prácticas, donde sí podemos discutir consecuencias y demás. Hablo de juegos y de jugar. Simple y llanamente eso.

Ahora viene lo bueno. Sabiendo que con ellos, aprendemos lo que se conocen comunmente como “habilidades para la vida” (transversales a cualquier edad) y que además, en etapas tempranas, ayudan a acercarse y conocer conceptos básicos muy relacionados con primeros cursos de enseñanza reglada y cada vez más, se usan como herramienta de apoyo (véase ABJ)… llega el punto de discordia.

¿Los juegos pueden ser un medio para sensibilizar o para tratar temas duros desde una perspectiva participativa y de “expresión”? o… ¿siguen con el “estigma” intrínseco de que son cosas de niños y como tales, no pueden tratar temas demasiado duros?

Y cuidado, en todas estas preguntas vamos a usar el sentido común. No hablo de jugar con un nene de 5 años a un juego sobre el holocausto. Pero sí hablo sobre la forma en la que, según vamos creciendo, tomando conciencia y espíritu crítico… nos pueden facilitar nuestra expresión y comprensión del entorno.

El rap, una poesía, una fotografía o incluso un cuadro (por poner algunos ejemplos concretos de los muchos que existen) nos permiten expresarnos cuando existen temas que nos preocupan, nos enfadan y nos tocan la fibra. En cambio, se sigue viendo con cara de asombro (en general, recordad que hablo siempre en general) cuando queremos crear un juego que trata un tema realmente controvertido.

Entiendo que, como dice el artículo antes mencionado, la diversión asociada a los juegos entra en escena y puede rebajar o incluso, eliminar la seriedad del tema que se pretende trasladar. Pero para eso también están unos seres humanos que se llaman diseñadores, para ajustar ese equilibrio. Y sobre todo, tenemos que tener claro, las personas que se enfrentan a este tipo de herramienta, para que sepan sacarle todo el jugo que tiene.

Ya existen algunos juegos que tocan temas controvertidos, pero (y aquí entra en juego la perspectiva y el “bando en el que jugamos”) siempre nos enfrentamos a ellos desde el punto de vista de “los buenos”.

¿Recordáis este juego?

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En él, ayudamos a los esclavos a escapar de los campos de algodón hacia su libertad, esquivando a los esclavistas… Ha ganado premios, es un buen juego, es divertido. Nadie lo ha puesto en duda.

¿Y si cambiáramos la perspectiva de juego? ¿Y si en lugar de ser las personas que ayudan, fuésemos los esclavistas, que de forma colaborativa, tuviésemos que capturar esclavos para devolverlos a las plantaciones? ¿Y si la IA del juego manejase a los esclavos y a las personas que les ayudan?

Muchos de nosotros pondríamos el grito en el cielo probablemente (o no… que tampoco pretendo afirmarlo con rotundidad). Y es que da la impresión que hay que tener cuidado con los temas que se tratan (en los juegos). Y personalmente, no creo que sea tanto el tema como la combinación de tema y perspectiva.

Es curioso. Existen juegos de mesa donde somos los salvadores de la humanidad y debemos exterminar a hordas de zombies y luego, también existen otros juegos donde representamos a las fuerzas del mal que deben repeler el ataque de campesinos enfurecidos (¡Leche…que somos monstruos!). Véase Village Atacks.

Resultado de imagen de Village Attacks

Foto de la campaña de Kickstarter donde recaudó más de 500.000 libras. “Están locos estos monstruos”.

A nadie le supone ningún esfuerzo empatizar con un vampiro, con un jinete sin cabeza o con una bruja. Entiendo que es “la magia” de la fantasía.

Pero en cambio, sí nos supone un coste importante ponernos en la piel de un personaje o situación real que produce unas consecuencias nefastas. Entiendo que esto es el miedo a observar la peor versión del ser humano.

Una frase curiosa es: “dejad que los niños jueguen tranquilos”. Ese “estigma” que los juegos no pueden tratar temas serios de verdad. De los que nos rodean, de los que vemos a diario en nuestros barrios, por la televisión o de los que hemos estudiado.

Y repito, en ningún momento estoy desprestigiando el poder del juego libre ni de exploración que tienen las niñas y los niños cuando son pequeños. Es intrínseco al ser humano y totalmente imprescindible. Mi reflexión va en la línea de la forma en la que “mutan” los juegos según crecemos y adquirimos otras perspectivas y motivaciones.

Si diésemos una oportunidad a chicas y chicos en edad de tener capacidad de reflexión y crítica (o a adultos) para hacer un juego de un tema que les preocupe o les motive… ¿qué creéis que harían? ¿tenemos miedo que los juegos puedan ser OTRO lugar de canalización?

Juegos sobre campos de concentración, sobre bulling, sobre drogadicción, sobre refugiados, sobre perder tu casa o tu trabajo, sobre…  Y pensemos en las diferentes perspectivas que podemos darles. Y también pensemos en ir mucho más allá de un trivial (mecánicamente algo más elaborado, sin pasarnos pero evitando un preguntas y respuestas). Pensemos en ponernos en lugar de una serie de personas para poder entender y criticar el porqué hacen lo que hacen.

No tengo claro si estamos preparados como sociedad para afrontar este tipo de desarrollos tan controvertidos (¿serios?). Quizá en este aspecto, los videojuegos (hay temáticas que aunque criticadas, han seguido llevándose a la práctica) llevan la delantera a los juegos de mesa, donde parece que es un mundo más idílico y orientado a los pequeños.

Por mi parte y en lo que a mí respecta, siempre tendré claro que los juegos pueden ser una herramienta maravillosa para expresar nuestras preocupaciones, miedos o situaciones diarias.

Porque los juegos son divertidos, pero también pueden (y bajo mi punto de vista, deben) tocar temas serios para hacernos reflexionar.

Al final, volvemos a lo de siempre… jugar puede convertirse en una cosa mucho más seria de lo que muchos observan a primera vista.

PD: Todo lo antes mencionado, no son más que reflexiones y elucubraciones propias basadas en un par de artículos que tienen más vinculación entre sí de lo que pueda parecer. En ningún caso pretendo restar importancia al disfrute, diversión y placer de “jugar por jugar”. Pero sí es cierto que para que los juegos puedan entrar dentro de la sociedad como elemento de reflexión y transformación, les queda un largo camino que recorrer. 

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5 comentarios

  1. R

    Estoy muy de acuerdo con tu reflexión. Gracias por aportarla en tu blog

  2. Al final… en estas cosas hay mucha diversidad de opiniones.
    Me alegra que coincidamos Raquel.
    Abrazo!

  3. C

    Muy buena reflexión Pepe. En mi opinión creo que los juegos sobre asuntos muy serios ayudan a concienciar. Creo que trivializan el asunto al simplificarlo y verlo desde fuera, pero no creo que sea frivolizar sobre el asunto ni mucho menos. Eso tendrá que ver más con el jugador. Jugué hace poco a un juego llamado Winterhorn. En él los jugadores son agentes del gobierno que buscan destruir grupos de activistas de izquierda. Para ello hay mecánicas y elementos que se basan en utilizar todos los trucos sucios que tiene el estado a su disposición. Me ayudó a concienciarme de las cloacas de los gobiernos y su aparato represor.

  4. Sin duda Ciro.
    Quizá lo más importante de este tipo de temas más serios… es la Reflexión que genera en los jugadores.
    Abrazo!

  5. B

    Me llama muchísimo la temática tratada en esta reflexión. Volvemos al análisis tan recurrente sobre la problemática que podrían suponer ciertos juegos en las personas, por ejemplo, la carga que han tenido los videojuegos con respecto al nivel de violencia que puedan presentar. Hace un par de semanas en un periódico de mi país fue noticia el nuevo Monopoly sobre la corrupción, además, de un juego de mesa chileno llamado Corruptia que analizan principalmente la política corrupta y la manera en que se llevan acuerdos en los gobiernos con el fin de conseguir sacar provecho. La prensa reclamaba sobre lo que enseñaban estos juegos, a saber, “que siendo tramposo puedes vencer”, ¿será realmente esto? Soy de la idea de que el problema es previo y que la temática invita a que se pueda analizar y generar una situación de comunicación crítica frente a la comparación con la realidad.
    Asumir que los juegos no deberían tratar los temas “serios”, hace suponer un conflicto que ha existido por muchísimo tiempo, “que los niños no pueden opinar”. En una sociedad históricamente “adultocentrista” no me llama la atención que aparezcan estas noticias que buscan satanizar un juego por tratar una temática que está tan presente en la cotidianidad o en la historia. Tampoco se debe suponer que todo debería ser tratado sin analizar el público al que llega, de hecho, de ahí parten las normativas de edades para poder participar de un juego.
    Como mencionaste en el comentario anterior, lo interesante del juego no es solamente el juego, sino la actitud lúdica y la comunicación que se lleva a cabo durante el desarrollo. Quizás, proponer temáticas de este estilo, nutran reflexiones entre los jugadores que inviten a la búsqueda de más información. El juego no muere cuando acaba la partida, siempre deja algo en cada uno.
    Muy amable por este espacio.

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